Las Américas representan la región exportadora neta de alimentos más grande del mundo. La misma es protagonista de la seguridad alimentaria y de la búsqueda de soluciones creativas para lograr la carbono neutralidad y la sostenibilidad ambiental, contribuyendo en más de 30 % de la producción de carne y casi un 25 % de la producción mundial de leche; y el 25% de las exportaciones mundiales de carne bovina, con América Latina y el Caribe representando el 10.4% y Estados Unidos y Canadá con el 15% (FAOSTAT, 2023).
La ganadería en América Latina y el Caribe tiene una importancia significativa no solo desde una perspectiva económica, sino también social y ambiental. Económicamente, el sector pecuario contribuye de manera notable al PIB agrícola de la región y es una fuente clave de empleo y desarrollo rural. Socialmente, provee proteína animal de alta calidad, esencial para la nutrición y la salud humana. Ambientalmente, tiene el potencial de adoptar prácticas sostenibles que pueden contribuir significativamente a la mitigación del cambio climático.
México, no es la excepción, la ganadería desempeña un papel crucial tanto en la economía como en la seguridad alimentaria del país, con más del 50% del territorio nacional dedicado a la ganadería, y ocupando el sexto lugar en el mundo en producción de carne. Además, abastece el 81% de las necesidades nacionales en leche. En los últimos 10 años, la carne bovina creció en un 20.4% y la producción de leche bovina en un 19.5% (SIAP, 2023). La ganadería mexicana no solo es vital para la economía rural, sino que también es un componente esencial en la estrategia nacional de seguridad alimentaria y nutricional, y en la lucha contra el cambio climático
Es en ese marco, y con el objetivo de apoyar a profundizar en el análisis y en posicionamiento de la idea de que la agricultura, y en este caso, nos referimos específicamente al subsector ganadero, es parte de la solución y no solamente del problema del cambio climático y de la pobreza rural, el IICA ha propiciado una serie de posiciones conjuntas y propuestas de proyectos desde los diferentes países de las Américas, y participado en diferentes foros globales y nacionales como las Cumbres Alimentarias convocadas por las Naciones Unidades y las Conferencias de las Partes (COP), relacionadas con los países signatarios de la Convención Marco de las Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC).
Mas allá de los impresionantes datos del éxito del sector ganadero de las Américas y de México, existe el imperativo de asumir la cuota de responsabilidad con el planeta y con las generaciones futuras de asumir los grandes desafíos de transformación de los sistemas alimentarios globales y locales: los de proveer proteína animal de alta calidad, a precios razonables y de manera simultánea, el de ayudar a combatir el cambio climático a través de prácticas ganaderas sostenibles y contribuir a disminuir la pobreza extrema.
Fuente: Vigglizzo & Ricard, 2023
Entre los desafíos está el de reducir la “huella de carbono”, es decir reducir la cantidad de gases de efecto invernadero que se vierten a la atmósfera como consecuencia de las diversas actividades de producción y de consumo de proteína animal, tal como se ilustra en la figura arriba.
Esta figura muestra la relación entre el nivel de intensificación y el balance de carbono de los diferentes sistemas ganaderos. A la mano derecha del lector están los sistemas de producción más intensivos, que son los que emiten mayor cantidad de toneladas de carbono equivalente a la atmósfera. En contraste, los sistemas extensivos –praderas, pastizales, etc. – mediante la fotosíntesis, tienen mayor posibilidad de compensar las emisiones de carbono del ganado.
Sin embargo, para mitigar este impacto ambiental, es fundamental contar con métodos de cálculo precisos y confiables que nos permitan cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero asociadas a la producción ganadera. En este artículo realizaremos un repaso rápido de los tres principales métodos de cálculo de emisiones de GEI en la ganadería: (1) el método del análisis de Ciclo de Vida (ACV), (2) el método del balance de carbono y (3) el método del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC).
Método del Análisis del Ciclo de Vida
El Método del Análisis de Ciclo de Vida (ACV) es ampliamente utilizado para evaluar el impacto ambiental de un producto o proceso a lo largo de toda su cadena de producción, desde la extracción de materias primas hasta su disposición final.
En el caso de la ganadería, el ACV permite cuantificar las emisiones de GEI asociadas a todas las etapas de producción, incluyendo la cría de animales, la producción de alimentos para el ganado, el transporte, el procesamiento y la distribución de productos cárnicos. Sin embargo, este método puede resultar complejo y costoso de implementar, puesto que depende de una gran cantidad de datos y de cálculos detallados para cada etapa del ciclo de vida del producto.
Los cálculos con este sistema generan una huella de carbono muy alta – entre el 14.5 y el 18 % – que excede en mucho las emisiones ocurridas durante el proceso de producción primaria, o sea en el predio rural. Además, el productor ganadero pierde identidad dentro de la Huella de Carbono; y su producto acaba acumulando emisiones extra prediales.
Método del Balance de Carbono
Este método es más más sencillo y se basa en la medición de las emisiones de carbono y otros gases de efecto invernadero en la producción ganadera, teniendo en cuenta factores como la cantidad de alimento consumido por los animales, las emisiones de metano y óxido nitroso producidas por la digestión de los rumiantes, y las emisiones derivadas del manejo de estiércol.
Este método tiene la ventaja de medir las emisiones en el predio, y no por tonelada de carne o litro de leche producida, sino por hectárea de tierra, lo que permite incorporar en los cálculos una serie de prácticas que permiten mostrar que a nivel de la producción primaria se generan también resultados positivos en la captura de carbono en las plantas y en el suelo.
Este método se adecua mejor a la ganadería extensiva, en base a pastoreo. Su cálculo implica la estimación anual de todas las emisiones de metano y óxido nitroso, pero también la captura y almacenamiento del carbono en todo el sistema de producción en la hectárea de pastura de producción.
En este método de cálculo, la unidad de análisis no es el litro de leche o kilogramo de carne como plantea el ACV, si no la hectárea de tierra (Viglizzo, 2023) y además permite discriminar la actuación individual de los productores, o de un grupo de ganaderos. Eventualmente, en este sistema se deben incorporar otros aspectos fundamentales relacionados con la producción ganadera, tales como la nutrición animal, la genética mejorada, el manejo del hato y la sanidad animal.
El Método del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC)
Este es un enfoque globalmente reconocido y estandarizado para estimar las emisiones de GEI en diferentes sectores, incluyendo la ganadería. El IPCC proporciona directrices y factores de emisión estandarizados que permiten a los investigadores y responsables políticos calcular de manera consistente las emisiones de GEI en la ganadería y comparar los resultados a nivel internacional.
Las Directrices del IPCC incluyen capítulos específicos sobre la fermentación entérica, la gestión del estiércol; Y sobre el uso de la tierra, el cambio en el uso de la tierra y la silvicultura; y proporciona orientación para la estimación de emisiones y secuestro de carbono en diferentes tipos de uso del suelo, incluidos los pastizales y la actividad forestal.
Este método, sin embargo, es limitado en su capacidad de analizar las complejidades y peculiaridades regionales y locales, que pueden llevar a sobreestimar o subestimar las emisiones.
Un aspecto positivo es que en el Informe Especial del IPCC sobre Cambio Climático y Tierras (2019), se reconoce explícitamente el potencial de los pastizales y los sistemas agro y silvo pastoriles y agroforestales para el secuestro de carbono, y se alienta a los países a considerar estos sistemas en sus inventarios nacionales. Sin embargo, es importante reconocer que estos sistemas no reciben la misma atención o detalle en comparación con las tierras forestales.
La metodología del IPCC proporciona un marco integral y estandarizado para medir las emisiones de GEI en la ganadería. Su enfoque basado en niveles, cobertura integral y factores de emisión específicos, junto con su reconocimiento internacional, la convierten en una opción sólida y con menos sesgos para medir las emisiones de la industria ganadera
Conclusiones
El siglo XXI y las consecutivas crisis económicas, sociales y ambientales trajeron consigo una serie de desafíos y oportunidades para el sector agrícola y la vida rural de las Américas. Entre ellas destaca el potencial real de reconvertirse en uno de los motores más importantes para promover el crecimiento económico, la prosperidad rural y desarrollo sostenible para la población de esta región y del mundo.
Así lo destacaron los consecutivos informes conjuntos entre la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Comisión Económica para América latina y el Caribe (CEPAL) y el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA). En ese ese sentido que, desde una perspectiva de construcciones colectivas y consensuadas de las Américas, se debe trabajar en el fortalecimiento de la “Alianza Continental para la Seguridad Alimentaria y el Combate al Cambio Climático” y en la construcción de posiciones conjuntas que hagan escuchar la voz y planteamientos para la transformación sostenible de los sistemas agroalimentarios de la región, tal como se hizo en las conferencias anuales de la COP 27 y 28, y en otros foros globales.
A través de un trabajo más coordinado entre los sectores públicos, privados y académicos de las Américas se deben promover sistemas homogéneos de medición de emisiones de GEI que diferencien las responsabilidades del sector primario de las que se generan en los otros eslabones de la cadena de valor, y medir positivamente las buenas prácticas ganaderas asociadas con el manejo de pasturas, y otros aspectos relacionados a la nutrición y salud animal, y los grandes esfuerzos en mejoramiento genético.
Los tres métodos de cálculo de emisiones de GEI en la ganadería tienen ventajas y limitaciones. La elección del método dependerá de los objetivos del estudio a realizarse, de los recursos disponibles y de la precisión requerida en la estimación de las emisiones de GEI en la ganadería
Sin embargo, es fundamental adoptar metodologías integrales y estandarizadas que consideren tanto las emisiones directas como las indirectas; metodologías que utilicen datos precisos y actualizados; asimismo, se deben considerar sus diferencias al seleccionar la mejor aproximación para evaluar el impacto del cambio climático, de acuerdo a los diferentes métodos de producción y a la aplicación de tecnologías para el secuestro de carbono, y sus aproximaciones para alcanzar, en su caso, superar, el carbono neutralidad.
El presente artículo es extractado de una disertación realizada por el autor en la Convención de la Confederación Nacional de Organizaciones Ganaderas (CNOG), celebrada en Sonora, México, del 12 al 16 de mayo de 2024.
Es Representante del IICA en México y Coordinador Regional.
Para fines de este artículo, se refiere a conseguir que las emisiones de gases de efecto invernadero – o sus equivalentes en dióxido de carbono – liberados a la atmósfera sean iguales a las retiradas de la atmósfera o fijados por las plantas. Busca minimizar el impacto neto de las actividades humanas sobre el clima global.
Referencias
1. IICA, FAO, CEPAL. Perspectivas de la Agricultura y del Desarrollo Rural de la Américas, 2023-2024. 2023
2. IICA. Plan de Mediano Plazo para el Período 2022-2026
3.Viglizzo, Ernesto. Ganadería Bovina y Cambio Climático en las Américas: Hacia Modelos de Desarrollo Bajos en Carbono. 2023